MÁRTIRES DE PERALTA DE LA SAL:
Capilla de los mártires
Mártires de Peralta de la Sal
Los Beatos Mártires escolapios de Peralta son los 5 escolapios de la Comunidad de Peralta de la Sal, martirizados y asesinados por milicianos anarquistas en el inicio de la Guerra Civil Española en la localidad oscense de Peralta de la Sal, diócesis de Barbastro, España. Los escolapios perdieron en el periodo (1936-1939) 204 religiosos de los que 30 pertenecián a la provincia escolapia de Aragón. Por otra parte, en la diócesis de Barbastro durante persecución religiosa durante la Guerra Civil Española, fue asesinado el 88% del clero. Fueron beatificados el 1 de octubre de 1995 por Juan Pablo II. Además de esos beatos, existen diversas causas de beatificación de religiosos escolapios pendientes.1
El p. Dionisio Pamplona Polo (Dionisio de San Barnabás), nació en 1858 en Calamocha (Teruel). Ejerció su ministerio como maestro y educador en los colegios escolapios de Alcañiz, Jaca, Pamplona y Barbastro. En Buenos Aires fue, también, rector del colegio y párroco, y ambos oficios desempeñaba en Peralta de la Sal, cuando fue apresado y encarcelado. Escapó de la prisión sólo para ir a la parroquia y consumir las especies sacramentales y evitar profanaciones sacrílegas. Le pidieron luego que entregara las llaves del templo, pero respondió: ¨No las entregaré sino al obispo que me las confió¨. Cuando el 25 de julio le sacaron de la cárcel de Monzón para llevarle al suplicio, pidió al carcelero un cepillo para limpiarse la sotana, como quien va a una fiesta. Era muy alto y destacaba en el grupo, del que era el único sacerdote. Al grito de ¨el cura para mi¨, la mayoría de lo disparos se cebaron en él.
El p. Manuel Segura López (Manuel de la Virgen del Pilar) cumplió su misión de maestro y educador en los colegios escolapios de Barbastro, Tamarite, Pamplona y Tafalla. Había nacido en Almonacid de la Sierra (Zaragoza) y al morir tenia 55 años. Cuando el santuario calasancio de Peralta fue cercado por los milicianos armados, los novicios estaban jugando al fútbol en el patio. El p. Segura, su maestro, les exhortó a pasar del deporte al martirio. Ellos se libraron y lo recuerdan como un educador lleno de ternura.
A su lado fue sacrificado, a sus 29 años, el hermano David Carlos Marañón (David del Ssmo Sacramento), un navarro de Asarta. Encargado del huerto, trabador y noble, era muy querido por los peraltenses, también labradores. Sus verdugos le dijeron que le perdonaban la vida si abandonaba el hábito religioso. Pero no renegó. Era el 28 de julio.
El p. Faustino Oteiza Segura (Faustino de Nuestra Sra de los Dolores) había nacido en Ayegui (Navarra) y contaba 46 años al morir. Desde niño quería ser como uno de aquellos jóvenes escolapios que estudiaban en el cercano monasterio de Irache, a quienes pedía estampitas al verlos cruzar su pueblo en largas filas. Nos ha dejado tres cartas en que describe el martirio de sus hermanos de comunidad, reuniendo datos en que coinciden las trece historias de estos mártires escolapios. He aquí algunos pasajes:
-Tenemos tres mártires en toda la extensión de la palabra, padre provincial. Hasta la fecha el Señor no me ha juzgado digno de derramar mi sangre por Jesucristo. No sé si me concederá tanta dicha como la otorgada a mis santos hermanos. Aunque el Señor me infunde bastante fortaleza, puede considerar cómo estará mi corazón. Nos ha visitado casi todo el pueblo, condoliéndose de nuestra desgracia. Los de Peralta estaban empeñados en salvarnos, pero temían a los forasteros venidos armados en camiones. Los del pueblo procuraron apaciguarlos. Al hno. Florentín lo salvaron por anciano y a mí por enfermo. El p. Segura, el hno. David y yo nos abrazamos tiernamente y nos dijimos: Adiós, hasta el cielo. Radiantes de alegría, se presentaron a los guardias que los llevaron al lugar del suplicio, Siento no participar en su dicha. Tal vez, como inútil, el Señor me tenga reservada la pobre condición del criado de Job, que se libró de la catástrofe para darla a conocer al amo y que muertes tan gloriosas no pasen desapercibidas. En fin, padre mío, si nos vemos en la tierra, hasta entonces, y si no, hasta el cielo. Rueguen para que el Señor se compadezca de nuestros perseguidores a quienes perdonamos de todo corazón. (1-VIII-1936).
Este periodista del misterio fue asesinado (9 de agosto) una semana después de estas cartas. Había sido maestro de 23 promociones del pueblo. Al descubrir entre sus verdugos a un discípulo, le dijo:«Antonio, ¿vas a matar a tu maestro?. Aquel hombre huyó sollozando.
Con él fue Inmolado el hno. Florentín Felipe Naya (Florentín de San Fco. de Borja), nacido en Alquézar (Huesca). Era un anciano de 80 años, casi ciego, y al decirle el p. Faustino que se los iban a levar al suplicio, exclamó sencillamente: ¨Alabado sea Dios¨. Lo mataron con el rosario en las manos.